lunes, 22 de septiembre de 2008

Viaje a Lérida


El pasado 21 de septiembre de 2008, en una emocionada celebración en la catedral nueva de Lérida, nuestro paisano Monseñor Juan Piris Frígola, inició su ministerio como Obispo de aquella diócesis catalana.
Para acompañar a nuesto paisano, un autobús de feligreses de Cullera partimos el viernes 19 en un viaje inolvidable: tuvimos oportunidad de recorrer la ruta del Cister catalán por los monasterios de Poblet, Santes Creus y Valbona de les Monjes. También tuvimos una hermosa visita por la ciudad de Lleida y la Seu Vella guiados siempre por marníficas profesionales.
La convivencia, la oración, la cultura, las celebracciones... llegaron a su cénit en la celebración con D. Juan Piris que, emocionado, nos fue abrazando uno a uno al recibir nuestra cariñosa felicitación.

¡FELICIDADES, D. JUAN! ¡ÁNIMO EN TU NUEVA MISIÓN!

Seguro que todos los que hemos ido tenemos algo que contar. Aprovecha y particpa en este Blog enviando tus comentarios y experiencias. Debes poner tu nombre para que aparezacan publicados.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me llamo Carmen y estoy casada con Jesús. No teníamos previsto este viaje, era mi hermana y su marido los que en un primer momento tenían que ir, pero por circunstancias laborales no podían. Le comenté a mi marido que podríamos ir nosotros, pero sin muchas esperanzas ya que en el viaje se iban a celebrar misas y él lo respeta pero no participa habitualmente. Mi sorpresa es que dijo que sí. Le doy gracias a Dios y a mi marido por este regalo. Me hacía mucha ilusión.

Durante el viaje pude compartir con personas que conocía personalmente, y con otras que conocía de vista, comentarios y experiencias que siempre ayudan mutuamente.

Hubo personas que me preguntaron si era de Cullera, porque no me habían visto o me conocían de hace poco por actividades que realizamos en la parroquia. Esto me hizo reflexionar que gran parte de mi vida he estado encerrada en mis cosas. Es desde hace catorce años que me llamó Jesucristo a su Iglesia cuando me he sentido viva y siento esa vida cuando me da de su Gracia para darme a los demás.

La visita a los monasterios fue muy enriquecedora culturalmente, pero lo que me llenó espiritualmente fueron los comentarios de Rafa sobre el estilo de las construcciones como el Románico más sobrio que invita a la interiorización y a la oración, y el estilo Gótico que deja pasar más la luz como cuando dejamos que Jesús sea nuestra luz. Otra experiencia fue rezar la oración de Vísperas con las monjas: fueron momentos en los que sentí mucha paz.

El domingo, en la misa de la toma de posesión de D. Juan Piris, fue su homilía la que me llegó al corazón. No recuerdo exactamente sus palabras, pero sí que hablaba de que no importa cuando uno es llamado a la vida del Señor; más pronto o más tarde va a recibir lo mismo porque la justicia de Dios es diferente a la nuestra, es una justicia misericordiosa.

Carmen Delgado

Anónimo dijo...

El motivo del viaje era la toma de posesión como Obispo de la Diócesis de Lleida de Mons. Juan Piris Frígola vecino de Cullera. Yo particularmente solo lo había visto en alguna celebración de Cullera, pero como el viaje incluía también la ruta del Cister visitando los monasterios de Poblet, Santes Creus y Vallbona de les Monges, me apunté sin dudarlo. Siempre me han gustado las construcciones de estilo románico por su sencillez, recogimiento y misticismo y ¿qué mejor ocasión que ésta para verlo?

Ha sido un viaje corto pero intenso. Comenzamos la visita en Poblet donde en una pequeña capilla celebramos la Eucaristía. Estos monasterios servían de sepultura para numerosos reyes aragoneses, príncipes, Condes, altas señoras y abades que aportaban dinero para su construcción y pedían ser enterrados aquí porque pensaban que estando en un lugar digno llegarían antes al cielo.

Después de visitar en Vallbona las diferentes dependencias del monasterio fuimos a la iglesia a unirnos en la oración de vísperas con las monjas de allí, el coro de estas estaba situado detrás de una puerta de hierro forjado que estaba abierta y con una luz tenue, a las 19:30h empezaron a rezar cantando con una voz melodiosa, me llamó la atención un chico que entró, deficiente mental, que se detuvo detrás de la reja y luego entró para sentarse en una silla, por la puerta de hierro, atravesando las lapidas sepulcrales de las abadesas que estaban en el suelo con mucho cuidado para no tropezar pues tienen un relieve muy pronunciado, por ello no sería la primera vez que iba por allí, pues conocía el terreno que pisaba. Entonces pensé que no hace falta ni saber ni entender mucho sino desear estar con Dios y buscar esos momentos de silencio exterior e interior para hablar con él. Dejar por unos momentos el bullicio del día y adentrarnos tras ese muro para fortalecer nuestra fe, ser, por unos momentos, “hombres solos” (que es lo que significa monje) hablando con Dios.

El domingo por la mañana visitamos la catedral vieja de Lleida construida sobre una antigua mezquita, en ella se puede ver cómo en una época de la historia tomaron venganza en las piedras, siempre inocentes y de expresiones del ingenio humano cuyas muestras no pueden hoy sino deslumbrarnos, decapitaban esculturas para comprobar que sin cabeza permanecerían tan silenciosas como antes.

Por la tarde fuimos pronto a la catedral nueva, para ocupar asiento y no perder detalle de la razón del viaje, el recibimiento del Obispo Juan en su Iglesia Catedral. Iba llenándose por momentos, de gente de Lleida y alrededores, autoridades, familiares, amigos, gente venida de Menorca, fotógrafos y prensa, a la hora prevista hizo su entrada en la catedral Monseñor Juan Piris y tras adorar por unos momentos al santísimo sacramento y tras revestirse dio comienzo la Misa con el solemne rito pontifical. Cuando el Obispo se levantó para saludar a todos y agradecer su presencia nombró entre otros a sus paisanos de Cullera y todos los que estábamos allí aplaudimos fuertemente, yo en ese momento me emocioné, luego nombró a los de Menorca que también aplaudieron y se notó en el Obispo un sentimiento de emoción. Al finalizar la misa nos acercamos a darle la enhorabuena y nos colocamos a un lado de las escaleras del altar y llamando a Mons. Juan, se colocó con nosotros para una foto de recuerdo de ese gran acontecimiento. Entre nosotros había familiares y amigos que estaban felices y emocionados. Todos rezamos y pedimos para que el Espíritu Santo le ayude en su nueva tarea pastoral.

Maite Prades

Anónimo dijo...

Cuando nos enteramos del viaje a Lérida por el Traslado de D. Juan Piris, fuimos a hablar con Alfredo, el sacristán, para que nos pusiera en lista. Unos días antes, mi amiga y yo, estuvimos a punto de cancelar el viaje por algunas circunstancias. Pero, gracias a Dios, seguimos adelante. Nos hubiéramos perdido unos maravillosos días, que se mi hicieron pocos.

Llegó el día 19 y salimos hacia Lérida. Fue un viaje estupendo. Rafa nos explicó todo, hasta el menú. Al día siguiente, después del desayuno, salimos hacia la ruta del Cister. Llegamos al monasterio de Poblet, que os gustó mucho y comparamos las torres de la fachada con las de Serranos de Valencia, pero más antiguas y más bonitas las nuestras. Entramos y no enseñaron todas las dependencias y la guía nos explicó el uso de cada una. Allí se celebró la eucaristía. Seguidamente nos fuimos al monasterio de Santes Creus que es tan extenso como el de Poblet, pero también muy digno. Después de comer fuimos al real monasterio de Santa María de Vallbona de les Monjes. En los tres monasterios estudiamos un poco el arte románico y gótico, que fue una delicia. En Vallbona de les Monjes, oímos cantar víspera a las monjitas, que te invitaba a la meditación. Fue un día completísimo. Regresamos al hotel, cenamos y aún dimos una vuelta por una avenida muy grande.

El domingo 21, después del desayuno, fuimos a ver la catedral vieja. Es una preciosidad ver la fachada, la ubicación y la fortaleza situada a la izquierda de la catedral. Subimos a ver la joya arquitectónica; es una maravilla, todo trabajado a mano sobre piedra, simulando puntillas y trabajos de ganchillo en los vestidos que hay sobre las tumbas, arquivoltas y capiteles, cada uno en un estilo. Hay algún pórtico restaurado. Comimos en el hotel y a las 15’30h. nos fuimos a la catedral nueva, ubicada en el centro de Lleída, de estilo neoclásico, más contemporánea con unos pilares muy grandes y capiteles muy trabajados. A las 17h. llegó el Sr. Obispo y empezó la ceremonia. Había muchos obispos y arzobispos y muchísimos sacerdotes. La catedral estaba repleta de gente de Valencia y Alcira, donde ejerció de sacerdote, y de Cullera su pueblo natal. Después de la ceremonia, de regreso a Cullera vinimos dando gracias a Dios. Rafa rezó Vísperas y algunos expresaron sus emociones. Todo fue con mucha armonía y familiaridad. Gracias al Sr. Cura que trabaja con mucho celo y entusiasmo por la parroquia. Dichoso pueblo que alberga a un cura tan activo y trabajador.

Lolín Olivert

Anónimo dijo...

Mi viaje a Lérida para asistir al acto de la toma de posesión de la diócesis del obispo Monseñor D. Juan Piris Frígola.

Ante todo dar gracias a Dios que me ha permitido realizar este viaje para estar y presenciar un acto tan solemne e importante. También gracias a nuestro párroco, que organizó esta excursión con tanto acierto.

Yo como cullerense y cristiana me siento orgullosa y agradecida a Dios por haber encomendado a D. Juan Piris esta tarea tan importante y de tanta responsabilidad dentro de la Iglesia. Nunca había presenciado un acontecimiento como este. Toda la ceremonia fue impresionante. Me emocioné tanto y me sentí tan llena del Señor que quisiera trasmitir a todos, punto por punto, el desarrollo de la ceremonia, pero seré breve aunque me pese.

El recibimiento fue grande. La catedral estaba llena de feligreses. No cabía ni un alfiler. La entrada de D. Juan, precedido por las autoridades eclesiásticas y civiles fue de mucha emoción. Emoción y alegría que nos embargaba a todos sus paisanos. La Eucaristía fue solemnísima.

Presidiendo D. Juan, y arropado por obispo y arzobispos y cantidad de sacerdotes concelebrantes revestidos de blanco. El presbiterio es grande, pero estaba lleno. Era impresionante.

La ceremonia fue cantada con coro, órgano y solistas; voces todas preciosas: estábamos en el cielo. El mensaje de la homilía que nos dirigió el obispo D. Juan Piris fue claro y precioso. Me sentí reconfortada espiritualmente. Pidamos a Dios que ayude a D. Juan como obispo de Lérida

Carmen Nicola