martes, 9 de febrero de 2010

La visita del Pastor a su grey de Santos Juanes


El pasado sábado 6 de febrero, con motivo de la reapertura al culto de la Capilla de la Comunión de la parroquia de Santos Juanes que había permanecido clausurada durante los seis meses de la restauración del zócalo cerámico, tuvimos la primera visita del Arzobispo de Valencia, D. Carlos Osoro, a Cullera.
Estamos satisfechos por las constantes mejoras y mantenimiento de nuestro patrimonio, pero la restauración de esta cerámica ha sido la escusa para encontrar a un pueblo reunido con su Pastor, a quien recibimos como el que nos trae la Palabra de Jesús, el Buen Pastor, y nos lleva al Padre.
Por eso las familias y los niños que le esperaban agolpados en la puerta, le entregaron sus cartas de cariño y afecto. D. Carlos los fue bendiciendo a todos, familias, niños, embarazadas… pues no ha venido por bendecir piedras, sino a las personas en nombre de Jesús.
Los niños le acompañaron hasta el altar donde permanecieron toda la misa junto a los sacerdotes. La Iglesia quedaba pequeña para acoger a todo un pueblo que deseaba estar con su Pastor. Cantaba el coro parroquial, la coral Stella Maris y las Comunidades neocatecumenales. Asistió el Sr. Alcalde y el consistorio municipal.
La palabra de nuestro Obispo sonó con fuerza como la de Jesús: “Remad mar a dentro y echad las redes… no tengáis miedo… os hago pescadores de hombres”. Y aseguró que no olvidaría esta primera vez que viene a Cullera predicando justamente este Evangelio que nos trasladaba de la orilla del lago de Galilea a orillas del Mediterráneo en Cullera para hacernos pescadores de hombres que no temamos las dificultades presentes para echar las redes.
Necesitamos de estas palabras de ánimo de nuestro Pastor para nuestra vida cristiana: Las necesitamos los sacerdotes y las necesitamos todos los cristianos.
Al finalizar la misa se abrió una procesión con el Santísimo Sacramento hasta la Capilla de la Comunión, donde D. Carlos dio la solemne bendición y guardó la reserva de la Eucaristía en el Sagrario, corazón de la vida de la Iglesia, centro de la parroquia, lugar de oración, silencio elocuente, motor de la actividad pastoral, consuelo en la aflicción, refugio en el asedio, pulmón de vida…
Después, tras las explicaciones por el técnico de la restauración, el Sr. Obispo rubricó este memorable encuentro en el Libro de Oro de la parroquia.

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