jueves, 2 de septiembre de 2010

LOS JÓVENES DE LA PARROQUIA PEREGRINAN A ARS



El Cura de Ars, San Juan Mª Vianney, fue enviado al pequeño pueblo de Ars. De camino se encontró con un jovencito pastor al que le preguntó cómo llegar: “Yo soy de allí; te enseñaré el camino de Ars”. Y el Santo respondió: “Tú me enseñarás el camino de Ars y yo te enseñaré el camino del Cielo”. Esta anécdota del cura de Ars se ha cumplido también en nosotros que, peregrinos a esta pequeña población al norte de Lyon y con el testimonio del Cura de Ars, hemos conocido también un poco mejor el camino del Cielo.
Ahora, con la colección de fotografías y la breve crónica de una de las peregrinas, os hacemos partícipes a toda la parroquia de la experiencia que hemos vivido en la peregrinación.
* * *
¿Por qué cincuenta y un jóvenes nos marcharíamos hacia Francia a las cuatro de la madrugada del pasado seis de agosto, en mitad de las vacaciones? La respuesta es muy sencilla: porque nos íbamos de peregrinación.
Éramos jóvenes de Santos Juanes de Cullera, a los que se unió alguno de Inca, Palma de Mallorca, Gandía, Torrent, Valencia, Madrid y Córdoba, con nuestros catequistas Elio, Toni, Maribel, nuestro párroco mosén Rafa, y Juan nuestro conductor de primera. Nos íbamos a Ars para encontrarnos con el Señor, a través de la figura de San Juan María Vianney.
En el pueblecito francés pudimos conocer al santo cura, visitando su casa y la basílica. Una proyección nos transmitió su espíritu de sencillez, así como la importancia de la humildad, la oración y la penitencia para acercarnos a Dios. Además, asistimos a la eucaristía junto al resto de peregrinos, entre los que cabe resaltar un grupo de quince sacerdotes chinos, a pesar de la persecución que la Iglesia padece en ese país.
De camino también disfrutamos de la convivencia en el autobús y en el camping, visitar la ciudad de Orange, la antigua sede papal de Aviñón, navegar por el Canal del Midi en Béziers… Como colofón final, Dios nos sorprendió a todos regalándonos una eucaristía en una iglesia dedicada al mismo santo, seguida de un banquete espectacular en el que no faltó ni la lluvia. Y así, ahora regresamos a nuestras casas, a cada peregrinación diaria. Contentos, con el regalo de un rosario para que nos apoyemos en el poder de la oración, esperando que se selle la palabra recibida. Ah, y esperando también el regalo del libro del santo cura de Ars, para que su vida y sus palabras nos acompañen en todo momento.
Crónica de Isabel Ruiz Garnelo

No hay comentarios: