Mayo es el mes de la primavera, de las flores, del color, de la luz, de la alegría. Pero, sobre todo, es el mes de la Virgen María. Por eso los Júniors de los Santos Juanes de Cullera decidimos hacerle una visita al Castillo.
A pesar de los temores por la amenaza de lluvia, el sábado nos sonrió con un sol espléndido. Como espléndido era el día que nos esperaba. Salimos de buena mañana, con la marcha marista SED pisándonos los talones. Al llegar al castillo dimos gracias a Dios por tantas maravillas, almorzamos, y continuamos hacia el Fort.
Allí, una treintena de júniors, monitores y nuestro siempre dispuesto párroco Rafa, tuvimos la inolvidable oportunidad de “viajar en el tiempo”: hicieron entonces su aparición el capitán pirata Javi-Dragut “el Mudo” (aunque al final no lo fue tanto) y su contramaestre el tío Fran. Nos hicieron partícipes de su magna sabiduría acerca de la historia de Cullera, la geografía y tantas otras cosas interesantes.
Después del rezo del ángelus volvimos al Castillo para ofrecer todo el cariño y algunos ramilletes a Nuestra Patrona. Prosiguió una pequeña catequesis por grupos que nos ayudó a conocerla un poco más como Madre de Jesús y Madre Nuestra. Luego comimos a la sombra de los pinos, acariciados por una brisa suave y con vistas al Mediterráneo.
Tras reponer nuestras fuerzas, comenzó el rally: seis pruebas inspiradas en un ataque de Dragut a la ciudad, con las que niños y no tan niños pudimos reír, correr, arrastrarnos, saltar, buscar tesoros escondidos, aguzar nuestro ingenio y nuestra puntería.
Finalmente volvimos a nuestras casas y al siglo XXI. Puede que cansados, hambrientos y un poco más morenitos de lo que habíamos salido, pero sin lugar a dudas con muchas ganas de embarcarnos en otra excursión júnior.
Crónica de Isabel Ruiz Garnelo
A pesar de los temores por la amenaza de lluvia, el sábado nos sonrió con un sol espléndido. Como espléndido era el día que nos esperaba. Salimos de buena mañana, con la marcha marista SED pisándonos los talones. Al llegar al castillo dimos gracias a Dios por tantas maravillas, almorzamos, y continuamos hacia el Fort.
Allí, una treintena de júniors, monitores y nuestro siempre dispuesto párroco Rafa, tuvimos la inolvidable oportunidad de “viajar en el tiempo”: hicieron entonces su aparición el capitán pirata Javi-Dragut “el Mudo” (aunque al final no lo fue tanto) y su contramaestre el tío Fran. Nos hicieron partícipes de su magna sabiduría acerca de la historia de Cullera, la geografía y tantas otras cosas interesantes.
Después del rezo del ángelus volvimos al Castillo para ofrecer todo el cariño y algunos ramilletes a Nuestra Patrona. Prosiguió una pequeña catequesis por grupos que nos ayudó a conocerla un poco más como Madre de Jesús y Madre Nuestra. Luego comimos a la sombra de los pinos, acariciados por una brisa suave y con vistas al Mediterráneo.
Tras reponer nuestras fuerzas, comenzó el rally: seis pruebas inspiradas en un ataque de Dragut a la ciudad, con las que niños y no tan niños pudimos reír, correr, arrastrarnos, saltar, buscar tesoros escondidos, aguzar nuestro ingenio y nuestra puntería.
Finalmente volvimos a nuestras casas y al siglo XXI. Puede que cansados, hambrientos y un poco más morenitos de lo que habíamos salido, pero sin lugar a dudas con muchas ganas de embarcarnos en otra excursión júnior.
Crónica de Isabel Ruiz Garnelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario