domingo, 20 de junio de 2010

FIESTAS PATRONALES



Dos años al servicio de la Virgen: La experiencia de las Camareras 2009 y 2010

Día 9 de abril de 2008, tras reunirnos con Mossen Rafa Reig en su despacho de la parroquia de los Santos Juanes, realizaba una llamada telefónica a mi hermana: ¡Enhorabuena, eres la Camarera de la Mare de Déu del Castell del año 2009! Daba comienzo así una historia que habla de sentimientos.

La experiencia de ser Camarera es como un viaje cuyo destino último son las fiestas mayores. En cada una de las estaciones por las que pasas vas encontrando gente que recorre el camino contigo, el equipaje de sensaciones va en aumento hasta que, al llegar al final, el cariño te desborda el corazón.

El primer paso, la medalla. El 10 de mayo de 2008 D. José Enrique Sanjuán nos impuso las medallas que son símbolo inequívoco de la labor que inspira la figura de la Camarera, servir durante un año para que la imagen de la Virgen y su Santuario se muestren con el esplendor que merecen. La medalla pesa, y pesa en todos los sentidos, está presente en cada una de las celebraciones y actos recordándonos el verdadero privilegio que supone desempeñar este papel.

Iniciamos nuestra andadura con el ansia del que sabe que va a ir descubriendo solo cosas buenas. En la primera visita al Santuario, Ester y Mª José, Camareras del año anterior, compartieron con nosotras consejos y anécdotas. Mientras hablaban, recordaba a Mª José cuando siendo yo una niña me ayudaba con los deberes escolares y ahora, convertidas en mujeres, nos transmitía un nuevo testimonio. Pronto conocimos a los que serían nuestros compañeros habituales en este trayecto, Encarna y Agustín, José Mª y Pilar, Vicente y Consuelo, han estado presentes en días de limpieza, de confidencias y de alegrías compartidas a la espera de las fiestas. A través de su experiencia nos fueron introduciendo y formando en el desempeño del cargo y así, paso a paso, cruzamos el umbral entre 2008 y 2009 que estuvo repleto de besamanos y conmemoraciones.

La Fiesta de la Imagen Submarina, la Bendición del Belén, el día de la Inmaculada, la Misa que celebra la Colonia de la Virgen del Castillo en Valencia… los actos se sucedieron preparándonos para el siguiente, hasta llegar a dos momentos que han quedado en nosotras como únicos. Poco antes de la llegada del día de la Encarnación que anuncia la inminencia de las fiestas patronales, la imagen peregrina fue preparada para su bajada al pueblo. Llegamos al Santuario y estaba dispuesta ya para que la engalanáramos. No nos atrevíamos a tocarla, nos parecía increíble tenerla tan cerca, tan accesible, solo para nosotras. Le impusimos la banda azul que lleva tras de si la firma de las dos Camareras y con nuestras signaturas pusimos de manifiesto el compromiso de acompañarla y asistirla.

Pero si hay un hecho que da sentido a todo el trabajo de la Camarera es la apertura del Camarín. Quisiera poder explicarlo pero no soy capaz de describir la atmosfera que se respira allí dentro, hay algo de cálido, de extraordinario. La imagen de la Virgen se nos mostró frágil, delicada, tratábamos de retener cada detalle, pero los nervios te vencen y el tiempo parece volar, conscientes de que era una vez en la vida, una sola vez…

¡Y por fin llegaron las fiestas del 2009! Una semana feliz que llenó nuestra casa de flores. Las muestras de cariño desbordaron todas las previsiones y mi hermana y yo nos preguntábamos como seriamos capaces de devolver tanta estima. Sería injusto tratar de resumir en unas pocas letras, no lo que sucedió, sino todo lo que sentimos, y de esta manera, con las sensaciones del 2009 aún a flor de piel, ocurrió lo inesperado.

Cuando después de la bajada de la Virgen del año 2008 nos planteamos ser camareras, en un intento de ser previsora trataba de convencer a mi hermana para esperar un año. Ella, sin embargo, me hizo una reflexión: la Virgen no tiene camareras para el 2009, ¿Cómo vamos a dejar un año vacante hasta el 2010? Sin pensarlo más nos convertimos en sus Camareras para el año 2009, pero la Virgen guardaba un secreto, una última sorpresa… nos concedió el privilegio de ser también sus camareras en el año 2010 ¡tal y como habíamos previsto en un principio!

Este nuevo año ha sido, si cabe, aún más intenso que el anterior, porque el nerviosismo que provoca lo desconocido ha dejado paso a la espera ilusionada de aquello que se desea. Las fiestas del 2009 estuvieron marcadas por días de sol y una atmosfera de alegría y euforia. El año 2010 se ha caracterizado por la lluvia, pero incluso este hecho nos ha aportado grandes alegrías.

El sábado de la bajada trajo consigo una noche espléndida, iniciamos el camino desde el Santuario felices, pero con cierta melancolía. La Virgen baja para ser del pueblo, y con ello finalizan los días de trabajo íntimo y silencioso en el Santuario para diluirse en el bullicio de los festejos. La Imagen descansó en la Tauleta y tras descender por primera vez por las nuevas escalinatas de los jardines del mercado, las Camareras y los Tauleters entramos tras ella de lleno en las fiestas patronales.

Volvíamos a vivir cada uno de los actos del año anterior, pero con nuevos ojos. Habíamos dejado atrás la expectación de la inexperiencia para quedarnos con el detalle, con el gesto, con las pequeñas cosas. El Rosario de la Aurora de la Parroquia de la Sangre mostró una vez más la devoción de éste barrio que se hizo patente en cada una de sus calles; el traslado a la Bega-Port permitió a Mossen Diego vivir por primera vez la visita de la Virgen a su parroquia. La procesión de San Vicente no pudo realizarse en su lunes habitual, pero sí el besamanos posterior, convirtiéndose en uno de los más multitudinarios que se recuerdan. Así fueron sucediéndose las misas solemnes y el novenario a la Virgen hasta llegar al Rosario de la Aurora de San Antonio, donde de nuevo la lluvia hizo acto de presencia, pero esta vez nos regaló un momento único… estando ya en la Iglesia de los Santos Juanes, la imagen de la Virgen fue depositada en el altar para que las Camareras pudiéramos engalanarla de nuevo, ¡no podíamos creer que la tuviésemos en nuestras manos! Al llegar al pueblo parece tan lejana, elevada en las andas o en su trono, pero allí estaba. Las cámaras de fotos disparaban tratando de captar un instante insólito y nunca visto porque las camareras siempre preparan a la imagen en la privacidad del Santuario.

La Virgen parecía estar haciéndonos guiños constantemente sobre lo extraordinario de este año, y así fue. Una semana más, la Virgen ha permanecido en el pueblo una semana más y con ella se han multiplicado las solemnidades, la novena en su honor y los besamanos. ¡Qué intensos son los besamanos! el contacto con la gente, los ruegos, los ojos impacientes y las manos temblorosas del que ha esperado para poder tocarla unos segundos.

Ahora de nuevo en el Santuario todo vuelve a mi memoria mientras observo a los Tauleters. Ocho parejas de Tauleters. Ocho hombres y ocho mujeres sin los que nada hubiera cobrado el mismo sentido. Miradas de complicidad en las procesiones y lágrimas de emoción contenida ante la imagen porque, precisamente con eso, con una sola mirada comprendíamos, sabíamos.

La Virgen nos ha regalado dos años singulares salpicados de fechas que quedaran en la memoria colectiva de nuestro pueblo, como la bendición de las campanas del Santuario nuevamente restauradas, la bendición de la bandera de la Escolanía recuperada del olvido, o la visita de la Virgen de los Desamparados… retengo esos días de agosto y queda en mí un instante…la gente esperaba fuera del Santuario la salida procesional, los portadores pudieron por fin dar la vuelta a las andas de la Virgen, las dos imágenes se miraron, una frente a la otra, y allí, entre las dos, quedamos mi hermana y yo. Procedimos a la bajada a la luz del día llevando delante de nosotras a la patrona de los valencianos. Nos convertimos en testigos de excepción de un momento que ya forma parte de nuestras historias personales y de la Historia de Cullera en mayúsculas.

Podríamos llenar páginas y páginas y no sería más que un pequeño borrador que no contaría lo grande de este viaje, de esta experiencia que ya toca a su fin. El espíritu de la Camarera es servir y garantizar que haya mujeres que continúen con este servicio, pero después de dos años una sensación de protección nos ganaba, ¿en qué manos dejaríamos la imagen? ¿quién cuidará de ella ahora? Y planteándonos estos interrogantes hallamos la respuesta en los más cercanos. En dos mujeres que conocen bien lo que han representado estos dos años para nosotras, dos “Cármenes” que sabrán entender y acoger con ternura este testigo.

Por todo lo vivido y lo que está por venir, después de tantos instantes únicos, solo podemos expresar un fuerte sentimiento de gratitud. ¡Gracias!

Gracias a la Asociación de Camareras de la Virgen del Castillo por la ayuda y el aprecio mostrado durante todo este tiempo, poniendo de manifiesto que no existen diferencias generacionales en la vivencia como Camarera de la Mare de Déu.

Gracias a los portadores y portadoras, ciudadanos y ciudadanas que acudieron al paso de la imagen llevándola sobre sus hombros, haciendo posible que llegara a cada uno de los rincones de nuestra ciudad.

Gracias a la Junta del Patronato de la Virgen del Castillo porque nos han cuidado y escuchado, haciendo realidad muchos imposibles.

Gracias a todos los que de alguna manera habéis vivido las fiestas con nosotras, en primera persona, o con una simple palabra de afecto a la salida de la Iglesia, al cruzar una calle…

Y gracias por último a la Mare de Déu del Castell por haber permitido que estas dos hermanas la hayan servido y acompañado durante dos años que ya son irrepetibles.

Pura y Merche Oliver Rosell, Camareras 2009 y 2010

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